Habitación de Shaoran

Tema: Habitación de Shaoran Jue Jul 22, 2010 2:33 am

Había recorrido las arenas y no tardó en quedar de frente al imponente e inmenso palacio blanco. Semejante estructura era digno de admirar, sin siquiera saber su origen o el por qué sus piernas lo llevaban a esto, el Arrancar solo avanzó. Encontró una oscura entrada y sin que un segundo de duda se asomara en su expresión o en su paso, continuó su travesía, ignorando ya si la pequeña aún lo acompañaba o había tomado otro rumbo dentro de los complicados pasillos del palacio. Shaoran sólo seguía las presencias más poderosas que sentía desde las lejanías del desierto, una en particular llamaba su atención, ya que emanaba un poder más allá de los demás. Sin darle mucha importancia a cualquier otro asunto sus pasos lo llevaron a un largo pasillo, con varias "puertas" a los lados y más a lo lejos una enorme entrada a penas visible, en la cual se sentían juntas todas las presencias que superaban a la propia. Dispuso su andar hacia ese lugar, pero su paso se detuvo frente a una de los cuartos del pasillo. Este no tenía puerta, o parecía estar abierta, realmente no le interesaba. Luego de fijar su vista bicolor en la oscuridad que provenía de la habitación, volvió sus orbes a sus ropajes, era una simple manta negra, resto de algún cadáver de Gillian. Así, sin motivo aparente, giró su cuerpo hacia la oscura habitación la cual recibía breve iluminación de una pequeña ventana que daba al desierto y la luz lunar caía sobre una "cama" simple y sin mucho más que una manta. Del otro lado de esta, a un lado de la puerta, se encontraba un armario blanco y de gran tamaño.

El Arrancar dirigió su paso hacia allí y estando frente a este abrió una de sus puertas. Allí reposaban varios atuendos iguales, colgados en fila, todos ellos hakamas color blanco, y de calzado sandalias de la misma tonalidad con medias negras. Shaoran retiró sus hombros hacia atrás, dejando caer el negro manto al suelo y quedando nuevamente desnudo dentro de la habitación. Elevando su brazo derecho, desde su mano chispas amarillentas brotaron y en pocos instantes su Zanpakutoh desenfundada de tsuba dorado y un listón violáceo decorando la parte baja de la tsuka se formó de la conjunción de chispas que lanzaba. Con su mano izquierda tomó uno de los trajes que colgaban y con un veloz movimiento de su brazo derecho su katana realizó varios cortes en un abrir y cerrar de ojos. Liberando la tsuka de su mano derecha, la katana nuevamente se volvió partículas en cuestión de segundos desapareciendo sin dejar rastro alguno. Mientras tanto en su siniestra sostenía su nuevo ropaje mientras debajo de este caían retazos de la tela que fue perfectamente recortada por el Arrancar. No tardó más y dispuso de sus nuevas ropas, colocando primero un pantalón largo de color blanco, que tapaba hasta por sobre el empeine de su pie, dejando ver una parte de la tersa piel de su pierna. Encima de su torso colocó un ropaje sin mangas, con cuatro terminaciones largas que comenzaban a la altura de la cintura y terminaban más allá de la mitad de su pierna. Teniendo esta un cuello largo cortado al frente hasta la base del cuello.

Spoiler:

- Esto servirá... - Expresó cambiando su vista hacia su nueva ropa, terminando por abandonar el cuarto dejando la oscura capa reposando en el suelo, y sin mirar atrás continuó con su paso hacia la aún lejana puerta, tras la cual todas las presencias superiores a él esperaban.

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