Nombre:Antaiir Llyswennod
Sexo:Femenino
Poder del Hollow: Además de poder esconder su reiatsu de forma voluntaria como cualquier otro hollow, la habilidad principal de Antaiir es generar energía eléctrica a partir del reiatsu presente en su cuerpo, como si de una anguila eléctrica se tratara. Puede atacar directamente con descargas eléctricas a quien la toque o rayos dirigidos a sus enemigos a un alcance un poco mayor a 50m. Además de otros fenómenos causados por la electricidad, como son los efectos térmicos, luminosos, y electromagnéticos.
Aspecto: Pareciera como si cargara con mil pedazos de tela encima, pero en realidad son capas de su piel que pueden estirarse lo suficiente como para cubrirla y crear una especie de capullo. Debajo de esas capas de piel puede esconder proyectiles o armas que toma en el momento de la batalla, como si de un contenedor se tratara. A pesar de la forma rechoncha que aparenta, en realidad es delgada lo que le da un poco de agilidad, puede contraerse o estirarse a su placer poco más de dos metros y medio de alto. Posee cuatro extremidades reales y otros cuatro que solo sirven para confundir, al igua que sus ojos, solo posee un par de ojos que son funcionales. El color de su cráneo es Amarillo al igual que sus ojos con excepcion de la máscara que es blanca, las capas de piel son de tonos opacos de verde con celeste y blanco, sus extremidades son de un morado grisaceo.
Carácter: A pesar de permanecer casi siempre alejada de los demás, demuestra una necesidad de molestar a quien se deje, posee un humor negro y un tanto absurdo que hace un excelente juego con su gran temperamento y mal genio en algunos casos. Se muestra la mayoría de veces como un ser ingenuo e infantil, pero en realidad es fría y bastante calculadora, nunca dudará en mentir y engañar, por eso mismo siempre desconfía hasta de su sombra.
Historia: No se ha definido científicamente en qué parte del proceso se encuentra el umbral que se pasa de la vida a la muerte. Y si nunca cruzas ese umbral… ¿Qué puede suceder? Pero esos no son problemas por los que una adolescente tenga que preocuparse, no al menos hasta que lo experimente.
Era de una familia acomodada, nunca le faltaba nada y todos sus caprichos eran cumplidos en el instante era una joven que gustaba de leer cualquier libro o periódico que se le pusiera en frente, pero solo había una cosa que le impedía tener la felicidad absoluta. Su hermano menor.
Había nacido apenas hace un año, pero lo odiaba…lo odiaba porque le había robado toda la atención de la familia, ya nadie miraba sus hermosos vestidos hechos a la medida, ya nadie admiraba sus pinturas, ya nadie la observaba mientras cabalgaba, ya nadie la tomaba en cuenta.
Así que decidió tomar medidas extremas, ella solo quería hacer que pareciera un simple accidente, en el cual solo saldría levemente lastimada, desde el borde de la colina la profundidad aparentaba no ser mayor de unos dos metros, además el fango que se encontraba en el fondo amortiguaría su caída, y sus padres al notar que solo el caballo volvía emprenderían una larga búsqueda.
Así pues todo estaba planeado, tomo su caballo y cabalgo hacia la colina indicada, se preparó para saltar a la pequeña barranca mientras el caballo estaba en el aire y de pronto…un escalofrió recorrió su cuerpo, su bota se había atorado en el estribo por más que jalaba no podía deshacerse de él y cayó por un costado del caballo…sufrió…sufrió hasta el momento en que la sangre dejo de fluir y entonces…el camino escarlata que había dibujado desde el momento de su caída hasta su muerte quedo inconcluso, pues el caballo desbocado huyo hacia el bosque y el cuerpo destrozado de la joven quedo abandonado en medio de la niebla, para nunca ser encontrado.
Cuando despertó, lo primero que vio fue su cuerpo, inmóvil, ensangrentado e irreconocible. Nunca más alguien la volvería a ver…nunca. Ella no lo podía permitir, sabía que estaba muerta, pero al menos debía hacer que su cuerpo tuviera un entierro decente, como ella se lo merecía. Se dirigió hacia la mansión y observo a sus padres riendo, eran felices, su madre tenía a su hermano en brazos y su padre le pasaba la mano por la mejilla amorosamente.
-¡¡¡OLVIDENSE DE ÉL!!!- gritaba el alma en pena en que se había convertido-¡¡¡BUSQUENME, HAGANLO RÁPIDO, RÁPIDO!!!- decía innumerables veces sin poder ser escuchada. Estaba convencida que todo había sido la culpa de aquel engendro que tenía por hermano…sí, era su culpa.